Miercoles 13 de abril de 2011

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Toluca, Estado de México.- Y la racha sigue.

A diferencia de las tres anteriores, esta fue a mitad de semana, con lluvia de por medio, con un equipo que exigió en demasia al Guadalajara, pero que al final, el resultado fue el mismo: el mejor futbol y la contundencia, se convirtieron la noche del miércoles en el Estadio Nemesio Diez de Toluca en la cuarta victoria consecutiva de Chivas en el Clausura 2011.

Sin importar la torrencial lluvia que azotó minutos antes del encuentro el área donde se encuentra el inmueble mexiquense y la cual vertió su mayor potencial con el silbatazo inicial, Chivas arrancó el encuentro a tambor batiente, consciente en que la racha positiva de tres partidos seguidos con triunfo podía ser mayor y que por ello, tenía que tomar de inmediato la batuta del partido. Y así fue.

Con un Marco Fabián inspirado con el regreso a la titularidad, con un Omar Arellano desequilibrante, un Erick Torres siempre presente en el área y un Alberto Medina con ansia de repetir las hazañas logradas hace algunos años en esta misma cancha, Chivas tomó de tajo el control del partido e hizo que la tribuna del Nemesio Diez gritara con los primeros segundos de partido.

Pero el júbilo rojiblanco estalló a los 16 minutos de partido; en uno de los tantos desbordes que Omar Arellano realizó por la banda derecha, al intentar uno más y realizar su posterior centro al área, encontraría los dividendos esperados, ya que luego de que la defensiva del Toluca peinó en el centro del área, Marco Fabián apareció a segundo poste para con su precisión y olfato goleador, definir el primero de la noche y el que marcaría el rumbo del partido.

Porque aún y cuando Toluca empató tres minutos más tarde, luego de una jugada por derecha que culminó Emanuel Cerda con un disparo cruzado lejos del alcance de Luis Michel, Guadalajara nunca perdió el control del partido ni tampoco la posesión de la pelota, pues instantes después recibir la igualada, Chivas siguió con su vocación ofensiva y constantemente puso en predicamentos la cabaña de Alfredo Talavera.

Como a los 32 minutos, cuando luego de una serie de toques en medio campo y hasta llegar al área enemiga, Alberto Medina tuvo de nueva cuenta la portería de frente, buscó la mejor posición para el disparo y aunque efectuó como se le conoce, esta vez el portero de los escarlatas le negó la anotación al "Venado".

Aunque en la búsqueda de hacer valer su condición de local Toluca apretó al Rebaño, al grado de mantener presencia en terreno rojiblanco hacia los instantes finales del primer tiempo, la solvencia defensiva y el potencial de juego que posee Guadalajara en su cuadro bajo logró que las aproximaciones de los Diablos quedaran sólo en intenciones, por lo que la igualada se mantuvo hasta el término de los primeros 45 minutos.

Y para el arranque del complemento, Toluca intensificó sus embates, una y otra vez buscó marcar de nueva cuenta en la portería de Luis Ernesto Michel, quien en plan grande, aún y cuando las condiciones del terreno de juego dificultaban en un mayor grado el fácil control de la esférica, el guardavallas del Guadalajara se convirtió en factor para mantener el marcador sin movimiento.

Y justo cuando los Diablos del Toluca manifestaban un mayor control de pelota, evidenciado en los constantes ataques hacia la meta rojiblanca, apareció la contundencia del Rebaño en el momento justo, ya que cuando más se necesitaba, el potente y efectivo disparo de Xavier Báez hizo estallar de nueva cuenta las tribunas del Nemesio Diez.

Corrían los 68 minutos de tiempo corrido, Guadalajara había recuperado la esférica en medio campo y Marco Fabián encabezaba el ataque rojiblanco; en tres cuartos del campo cedió la pelota a Xavier Báez quien amagó con regresar de pared, pero al observar de reojo la portería de frente hizo un amague, se acomodó la esférica a su pierna derecha y segundos después encendió el mismísimo infierno.

Era el tanto del triunfo, el tanto de la confianza y de la reivindicación del Guadalajara en la recta final del Clausura 2011, era el tanto que aumentaba la racha de victorias consecutivas de Chivas a cuatro y que ubicaba al Rebaño en lo más alto de su grupo; de ahí que el festejo fue eufórico, de ahí que el ensordecedor grito de "Chivas ... Chivas" no se callaría más.

Porque aunque los Diablos intentaron emular lo hecho en el primer tiempo, igualar en los instantes siguientes a la anotación de Chivas, Guadalajara fue inteligente con la pelota, constante con el ataque y efectivo en su accionar colectivo, razones que al cabo de los 90 minutos reglamentarios, luego de que Francisco Chacón hizo sonar su silbato, encendió aún más un estadio, que si bien es de Toluca, se transformó en una sucursal del Omnilife, pintado de rojiblanco y coreando al unísono el nombre del mejor y más popular de los equipos en México: Chivas.