Miercoles 26 de enero de 2011

Y el niño se está haciendo hombre a pasos firmes y seguros. Erick Torres, el joven centro delantero forjado en el pulmón de las Fuerzas Básicas rojiblancas desde que contaba con ocho años de edad, empieza a levantar la cosecha de una siembra que en todo momento tuvo la certeza que iba a ser suya, tarde o temprano a base de trabajo, humildad, y una paciencia a prueba de todo.


Por eso, justo cuando la puerta se comienza a abrir para mostrar un claro horizonte en su carrera futbolística, es momento de mirar en el baúl de los recuerdos, el origen humilde de un joven orgulloso de su familia, ese quien por iniciativa personal decidió seguir perteneciendo a su entorno, y enfrentar los sacrificios que pasan todos aquellos que tienen en el futbol la meta y el sueño de ser alguien en la vida a través de un balón.


Erick agradece a su señor padre, quien también llegó a militar en las Fuerzas Básicas del Rebaño, donde perteneció a las filas del Tapatío, la primera iniciativa de presentarlo en Verde Valle, junto a su hermano mayor para iniciar su andar formal en el futbol…lo demás corre por cuenta del propio delantero rojiblanco, quien en la actualidad se gratifica en los sacrificios, y sin tapujos expresa como “ocultó” los largos traslados que por un año completo realizaba todos los días desde su domicilio hasta el propio club rojiblanco.




“Empecé a los cuatro años a jugar en unas canchas de tierra, después a los ocho años mi papá, quien también estuvo en las Fuerzas Básicas de Chivas me trajo a Verde Valle junto con mi hermano mayor, el Profesor Jorge Rivera fue mi primer entrenador aquí en Verde Valle me acuerdo muy bien que tomaba el camión junto con Néstor, mi hermano, y llegábamos a entrenar, al paso de tres años mi hermano ya no pudo seguir y tuve que continuar solo con esa rutina, venía desde Tlajomulco, tenía los entrenamientos muy temprano y a veces me quedaba dormido y tenía que caminar aquí a Verde Valle”, recuerda nostálgico Erick Torres.


Por un año completo, el joven atacante tapatío cumplió con valentía sus traslados, situación que nunca lo complicó y a la que por el contrario logró adaptarse con toda naturalidad, hasta el grado de declinar la estancia en Verde Valle ofrecida por el Club Guadalajara a todos los integrantes de la Casa Club llegados desde distintas partes de la República.



“Chivas siempre ha estado al pendiente de mi, algo que agradezco mucho, pero en mi primer año procure que nadie se enterara que venía desde lejos a entrenar, porque estaba consciente de que para ser futbolista profesional se tienen que hacer sacrificios, y el llegar a Verde Valle a entrenar tenía para mi ese sabor de sacrificio. Después en el club se enteraron y me ofrecieron quedarme en Casa Club, pero al platicarlo con mi familia preferí no aceptar, porque ya me había adaptado a esa rutina de traslados y no me era difícil”, reveló Erick Torres.


La mentalidad siempre fue evitar el fracaso, y así pasó después de un proceso de formación bien cimentado, donde comenzó a exhibir esas aptitudes de centro delantero nato, rematador y amigo del gol, ese no al fracaso se fue haciendo cada vez más fuerte, hasta pisar la categoría Sub 17, donde llegó a la cima de goleo en una de sus metas conquistadas más sonadas, como una de las promesas de las fuerzas inferiores del Rebaño.


Sangre, sudor, lágrimas y una sonrisa


Después de llevar con detenimiento su camino en las Fuerzas Básicas rojiblancas, José Luis Real le brindó la oportunidad de aparecer con el primer equipo del Guadalajara en el pasado Torneo Apertura 2010 en la visita rojiblanca a los Rayados de Monterrey al Estadio Tecnológico, pero ha sido este sábado pasado cuando ante Gladiadores de San Luis, al iniciar como titular, en la casa rojiblanca, la cancha del Estadio Omnilife, ante su afición, enfundado en la playera en rojo y blanco, la misma que ha defendido desde su niñez, y además haciéndose presente en el arco contrario, que Erick Estéfano Torres Padilla experimentó su debut sentimental, por el sinfín de significados que tuvo para él el momento en que se levantó en todo lo alto para mediante un cabezazo, la marca de la casa, incrustar el esférico en la cabaña defendida por César Lozano, arquero de San Luis.


“Mi debut contra Monterrey no se me va a olvidar nunca, pero la verdad es que el partido contra San Luis fue muy especial par mi, pero el ponerme en el vestidor la playera rojiblanca, saber que arrancaba como titular, con la afición de Chivas, en casa, en un Estadio Omnilife que es impresionante, muy bonito con mi familia que estaba ahí presente significó mucho para mi, lo sentí como un segundo debut con la playera rayada puesta y con el deseo de jugar con esa mentalidad, de que tenía otro debut, y el gol me significó el demostrarme que si se puede, que a pesar de los sacrificios, si realmente se quiere conseguir algo hay que luchar y trabajar todos los días, a pesar de los sacrificios, el esfuerzo, lesiones, todo vale la pena cuando logras hacer un gol en la Primera División, quería llorar, reírme, gritar, porque el saber que con ese gol hacía feliz a mucha gente, a los aficionados, a mi familia, al equipo que me dio la confianza no encuentro como expresarlo con palabras la verdad”, expresó un siempre sonriente Erick Torres.



Esa sonrisa de muchacho noble y agradecido es una de las primeras ofrendas de Erick Torres a los aficionados rojiblancos, quienes poco a poco le hacen un lugar entre sus jugadores preferidos, pero el ‘Cubo’ como lo conocen sus compañeros de Fuerzas Básicas y primer equipo del Rebaño, mantiene los pies en la tierra gracias al apoyo incondicional de su familia que es el primer núcleo que le recuerda sus orígenes, de donde viene y sobre todo hacía donde ha deseado desde pequeño dirigir sus pasos.


“La humildad es mi base para conseguir todo. Me guió siempre por una frase que escuché decir al Rey Pelé que dijo: Mientras más grande seas, más humilde tienes que ser también, y por eso creo mucho en eso, mientras más vayas alcanzando metas, más humilde tienes que ser y para lograrlo, todo está en el trabajo, para mantenerte humilde hay que seguir trabajando igual, seguir haciendo las mismas cosas que te han llevado hasta donde estás, y no cambiar. La familia también es muy importante para que mantengas lo pies en el piso y que con toda confianza te digan ‘oye no has conseguido nada sigue trabajando igual que apenas empiezas, sigue siendo la misma persona, el mismo hijo, hermano que se esfuerza, trabaja y lucha por sus objetivos.


Haciendo gala de inteligencia, Erick Torres ha identificado que este es precisamente su momento, donde está obligado a seguir trabajando, brindando esa entrega y esfuerzo que le dieron la oportunidad en la Primera División, pues en el conjunto estelar del Guadalajara están abiertas las puertas de par en par para él, su primer gol en Primera División ante San Luis le ha ayudado a ‘romper el hielo’, y adquirir la confianza necesaria para ser el jugador de sonrisa infantil iluminada, pero alma de hombre decidido, dispuesto a luchar por una meta establecida como es la titularidad.


“Tengo que aprovechar este momento, el que me brinda el cuerpo técnico y mis compañeros de tener la oportunidad de jugar con el equipo, también el ser paciente y esperar, creo que ahora que se me está dando la oportunidad de estar, no quiero soltarla, quiero seguir siendo tomado en cuenta por el cuerpo técnico para no fallar y estar concentrado, igual si no se puede dar el gol, trabajar para el equipo, haciendo las cosas bien, pero creo que este es un momento que tengo que aprovechar y tengo que estar muy consciente de lo que he conseguido, de lo que me ha brindado la institución”, consideró Erick Torres, atacante rojiblanco de 18 años de edad.



Hacerse presente en el marcador en el Máximo Circuito fue una dotación completa de confianza para afianzarse en la posición de centro delantero, pues después de su gol ante San Luis, se asentó con mayor proyección en la posición, intentó todas las jugadas que tuvo a modo, sirvió de ‘poste’ a sus compañeros, y fue una alarma de alerta constante para la defensiva rival.


“Un gol te inyecta mucha confianza para seguir jugando, para entrar al área más decidido y confiado, para trabajar más seguro con tus compañeros dentro de la cancha, pero uno tiene que seguir igual, con el mismo comportamiento de siempre, con un gol para el equipo ‘rompes el hielo’, vienen las bromas, pero es un gol que para muchos delanteros puede ser de lo más normal, pero para mi fue muy especial, pero también me dice que tengo que seguir trabajando para que puedan llegar más goles para el equipo”, finalizó Erick Torres, quien presuroso se dirigió al vestidor después de un arduo día de entrenamiento en Verde Valle.