Miercoles 23 de marzo de 2011

A pesar de apenas era un niño su labor la hacía con inmenso orgullo, entendible además porque de la mano de su señor padre, Luis Reyes (q.e p..d.) asistía a la cancha de futbol, para animar al único equipo que se convirtió en la primera pasión que conoció en la vida y de la cual no se desprendería jamás.


Recoger balones, entregárselos a quienes eran sus ídolos, incluido su padre y enfundarse en el traje de “chivita” debió ser todo un ritual sagrado para Salvador, y un privilegio hacerlo cada que tenía la oportunidad. Acto seguido posarse de frente a la multitud para animarlos a empujar a sus colores rojiblancos. Eran los primeros escarceos del futbol profesional en México, pero una esencia infantil era la primera imagen de fiel apoyo para un equipo inundado de futbolistas nacionales, el Guadalajara.


Los años de infancia pasaron entre la escuela primaria, el futbol callejero, y las proezas que resultaban al rescatar cada balón que volaba al otro lado del muro, justo donde se enclava el popular y tradicional Panteón de Mezquitán de la capital tapatía, valientes los niños de entonces que no consideraban ofensa el perturbar el eterno descanso de las ánimas entre la oscuridad de la noche.


Convertido en todo un adolescente, el futbol y el rojiblanco Rebaño siguieron tatuados en la piel de Chava, aún y cuando su padre ya había abandonado el entonces joven profesionalismo del futbol mexicano, y ya la edad no alcanzaba para darle vida a aquella “chivita” con la que arengaba al equipo de sus amores.


El resto de la historia, sin dimensión. Los honrosos inicios en el SUTAJ, el debut en el balompié, claro con su imborrable Rebaño a los 16 años de edad. Goles a racimos, a grado tal que con su hasta hoy inalcanzable marca de 122 goles, lo colocan en el lugar de privilegio como el máximo artillero en la historia de la institución tapatía. Leyenda viviente del imbatible Campeonísimo Guadalajara.


“Mi motivación para ser futbolista fueron mi papá y las Chivas, nunca me imaginé que iba a alcanzar a hacer todo lo que logré en el futbol, que me emocionaba y divertía mucho cuando era niño. Todo se fue dando solo, ya cuando estas en el ritmo de futbolista, trabajando, entrenando, jugando, las cosas se dan poco a poco”, afirma en un arranque de sinceridad Salvador ‘Chava’ Reyes.


Sí, es un privilegiado del futbol, claro que lo es, pues a pesar de gozar en la actualidad de la admirable tercera edad, no deja de ser reconocido a donde quiera que va. Regala firmas y fotografías a quien se lo solicita, bromea como antaño con sus amigos, y toma de la mano a una fama que llegó sola y sin buscarla, hasta el lujo se da de brindar sus consejos y experiencia a los infantes aspirantes a ser ese artillero infalible como lo fue el propio ‘Chava’ en su momento.


Tres veces seleccionado nacional en Copas del Mundo Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966, es el andar que engrosa la carrera de uno de los referentes del futbol mexicano de todas las épocas. Sobresaliente integrante de una de las primeras dinastías rojiblancas, Salvador Luis Reyes Monteón pondera a los cuatro vientos su irrevocable sentencia, llena de buen humor como es su característica: “Chava Reyes no es Chiva de corazón, lo soy de nacimiento” para esbozar de inmediato su infaltable e inconfundible sonrisa.


Sangre Nueva Chivas 2011 buscará del 17 al 23 de abril próximo a los chicos que quieran ser grandes como Salvador ‘Chava’ Reyes. Informes e inscripciones en www.eventoschivas.com.mx y al teléfono 36 27 00 99.